La Solana es un pueblo de la provincia de Ciudad Real, que
cuenta con una gran tradición religiosa. Durante la Semana Santa la gran parte
de sus habitantes se involucran en las actividades que se realizan en la ciudad
como pasos y procesiones.
Los cofrades visten con los colores negro y blanco como muestra del dolor por la muerte de Jesús.
Crucifixión de Jesús
En primer lugar, tal y como describen los Evangelios, los
reos de muerte eran flagelados. Los romanos utilizaban tres grados de dureza en
la flagelación con látigo, así, la más dura era para los reos de muerte. Luego
le cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la
ejecución, donde el madero vertical estaba clavado de manera fija, esperando a
su víctima. El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados
al travesaño (no podían clavarles las palmas de las manos porque el peso
desgarraría la carne fácilmente, por eso se clavaban los brazos del reo por
debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo: el cúbito y el
radio).
Entonces se subía el travesaño y se fijaba al madero
vertical. El reo estaba de pie y podía apoyarse en un listón de madera que
servía de asiento. Le subían las piernas y le clavaban los talones al madero.
El examen de los clavos ha demostrado que el clavo atravesaba antes un trozo de
madera de acacia o almendro para fijarse mejor. En este caso concreto, el clavo
se había fijado a los huesos de los talones de tal modo que para descolgar al
reo tuvieron que cortarle uno de los pies.
Todo el peso del cuerpo quedaba colgado de los brazos, por
lo que el cuerpo tiraba hacia abajo y los clavos iban desgarrando la carne de
los antebrazos hasta que los huesos de las muñecas frenaban el descenso y el
hombre comenzaba una agonía que podía durar horas y horas hasta que fallecía
por asfixia entre horribles sufrimientos. Por encima de su cabeza se clavaba un
cartel donde se daba cuenta de los crímenes cometidos por el reo. En el caso de
Jesús el cartel decía en latín: Iesus Nazarenus Rex Iodorum: Jesús de Nazaret
Rey de los Judíos, cuya conocida abreviatura es INRI.
Como medida de gracia, los soldados que llevaban a cabo esta
espantosa ceremonia, podían partirle las piernas a golpes para acelerar su
muerte, tal y como demuestra el examen médico de estos huesos donde el ángulo
de la fractura es clave para determinar la postura exacta del reo en la cruz.
El relato de los Evangelios nos hace pensar que Jesús llegó
en muy mal estado a la Cruz debido a los sufrimientos y torturas padecidos a
manos de los auxiliares romanos y guardias judíos y, sobre todo, de la flagelación
a que fue sometido. Puesto que Poncio Pilato no creía que fuera culpable de
muerte lo más posible es que ordenara que le azotaran muy violentamente para
evitarle el mayor sufrimiento posible en la Cruz.
El evangelista Juan fue testigo de la crucifixión de Cristo
y su relato es el que más pormenores señala sobre este episodio. Junto a Jesús
fueron asesinados legalmente dos ladrones, uno de los cuales se burló de
Cristo, pero el otro se apiadó de él y Jesús le prometió la salvación. Es la
famosa historia de "el ladrón bueno". Recordemos que todo,
absolutamente todo lo que nos presenta el Evangelio tiene un mensaje de Amor y
de Esperanza y que la muerte de Jesús no fue más que el trámite físico,
terrible y necesario, para su posterior Resurrección.
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